Perfil

Aunque soy soriana vivo en Logroño desde hace ya 9 años, cuando tomé la loca decisión de empezar la carrera de Químicas. Sí, digo loca, no me he equivocado, porque fue mi peor nota en el examen que me daba acceso a la Universidad, y esa fue una de las razones determinantes para comenzar la aventura que, sin duda fue, y está siendo, de las mejores. Jamás pensé que la Química pegara tanto con mi forma de ser, siempre preguntando por qué, pero tiene respuestas para (casi) todo. Y claro, como no paro quieta, no paro de preguntarme cosas. Que si ahora me voy a escalar, que si mejor voy a tocar la guitarra un poco, también toca ir al cine, ¿por qué no un paseo por la montaña?, y sobre todo, escribir… ¡Me encanta escribir! A parte del blog SiempreConCiencia colaboro con Principia donde puedo dejarme llevar a través de las palabras. Ciencias y Letras no deberían estar separadas, y eso es lo que más me gusta de ello. ¡Ah! No se si se me nota, pero no callo, y esto empeoró cuando me dejaron tener mi propia sección en Radio al Pilón, sí, ¡ahora también hablo por la radio! Y he empezado a hacer monólogos científicos… Mi estreno se llamó “El sueño hipster de Kekulé”

Pero haga lo que haga, ya sea radio, escritura, ir a escalar….la Química (igual que la fuerza) me acompaña 😉

En el laboratorio trabajo con unas moléculas que se llaman deshidroaminoácidos quirales. ¿Vaya nombre verdad? Seguro que después de leer esto no os parece tan raro.

La primera palabra, deshidroaminoácidos, es muy fácil de comprender, pues todos tenemos aminoácidos en nuestro cuerpo. ¡Son los eslabones que forman nuestras proteínas! Los deshidroaminoácidos son un tipo de aminoácidos, que además hemos sintetizado nosotros en el laboratorio y que nos sirven como piezas de lego, o piezas de un puzzle, de forma que podemos unirles a ellos no solo otros aminoácidos, sino otras moléculas para hacer nuevas piezas que sean de interés biológico.

Además, el hecho de que sean quirales, y ahí voy con la segunda palabra, hace que la molécula que le vayamos a unir lo haga sólo de una única manera. Es como si a la pieza de lego le unimos otra sólo por una de sus dos caras. Esto de quiral parece que es algo solo de los químicos, pero no. Quiral significa, por definición, que tiene otra “cosa” reflejo de la primera pero no superponible…¡igual que nuestras manos! Si os fijáis, la mano derecha es imagen especular de la mano izquierda, pero no se pueden superponer. Pues con las moléculas, en este caso, con mis deshidroaminoácidos, pasa lo mismo. ¿Y por qué es importante hacer moléculas quirales? Pues porque la forma que tengan las moléculas, cómo se unan los átomos entre sí, está directamente relacionada con la función biológica. Igual que no puedes ponerte un guante de la mano derecha en la mano izquierda, porque no encajan, una molécula quiral no encaja en el receptor de su imagen especular.

Según lo que unamos a estas piezas quirales, a estos deshidroaminoácidos quirales (les he cogido cariño después de tanto tiempo 😀 ), puedo tener unas moléculas con una funcionalidad u otra. Por ejemplo, si se les une un azúcar se puede conseguir un compuesto que podría servir para una vacuna en un posible tratamiento contra el cáncer. Si se les une diferentes moléculas fluorescentes se pueden obtener aminoácidos que sirvan para marcaje celular. E incluso uniendo otros aminoácidos se podrían conseguir moléculas con actividad antimicrobiana.

La bata espera cada mañana, temprano, en el perchero del laboratorio. Pero antes de subir a trabajar reviso mi bandeja de entrada del e-mail, y siempre tengo algún correo pendiente de leer. Tras ello, organizo mi agenda diaria con todo lo planificado y subo animada al laboratorio, ¡hora de hacer Química!

En mi Universidad subimos y bajamos escaleras constantemente, pues tenemos el laboratorio de Química Orgánica en el piso de arriba del edificio, y el instrumental repartido en los pisos de abajo. Así que el deporte me acompaña durante toda la jornada.  Toca empezar a cocinar, preparar la síntesis del primer compuesto del día, una pieza más del puzzle para hacer una de las moléculas objetivo del proyecto. Para ello hago destilaciones, extracciones, reacciones a reflujo, purificaciones por columna (las famosas columnas de los químicos orgánicos, sí, somos inseparables, ¡hay días que hacemos incluso 3!), RMN (resonancias magnéticas nucleares, como las que nos hacen en el médico, pero a nuestras moléculas, ¿mola eh?), y si hay suerte en mi laboratorio de vez en cuando cristalizamos algún compuesto y podemos hacerle una radiografía o Rayos X.

Cuando va avanzando el día y vamos chequeando que tenemos las piezas del puzzle deseadas, continuamos nuestra síntesis uniéndolas con otras piezas (o moléculas) mediante nuevas reacciones químicas, o, algo también habitual, si no hemos tenido suerte, vuelta al despacho y a pensar qué ha podido fallar y cómo solucionarlo.

He de reconocer que cuando algo nos gusta disfrutamos mucho trabajando en ello. En mi caso me gusta tanto la Química que no me importa pasar horas y horas en el laboratorio. Eso sí, siempre saco algún hueco para la divulgación.

Suelo finalizar el día en el despacho, haciendo memoria, no está nada mal. Organizando de nuevo el día siguiente y hago balance de todos los resultados obtenidos, buenos y malos, sacando siempre todo lo positivo 🙂

Me encantaría poder acercar la Química a las calles, a los colegios… Hacer más pequeña esa distancia que nos separa muchas veces a los investigadores y al resto de los ciudadanos. Siempre he querido escribir un libro explicando la Química de las cosas cercanas a mí, la Química que podemos encontrar en mi ciudad natal (Soria), por ejemplo. También me gustaría hacer alguna exposición-taller para los colegios, para que los alumnos vean que todo es Química y que no hay que tener miedo a que algo tenga “químicos” pues nosotros mismos estamos hechos de moléculas, somos Química 😉